lunes, 29 de septiembre de 2008

cuando no quieres estar solo

hay momentos en los que las paredes toman vida y se apoderan de la tuya, en el que aire por ser menos cálido no se hace más respirable y la presión en el pecho no te deja un segundo de libertad.

en ese momento aparece un amigo y todo vuelve a la calma.

un abrazo a los tres, que os hace falta.



p.s: odio el flamenco, pero con varias copas ya se sabe.

2 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Da gracias que tenías a u amigo, hay veces que no llegan a tiempo y las paredes de tu cuarto tman la ventaja y se te caen encima...

edu_art dijo...

en realidad, esta vez me tocó ser el "amigo" mientras que la presión reposaba en el pecho de otros.