martes, 1 de diciembre de 2009

dirección general de tráfico

a veces, tenemos la esperanza del cambio. la superación en la tercera persona y la asimilación variable de la primera. a veces, incluso, nos cegamos; eso ya es más grave. creemos que las señales que van saliendo en el camino no son más que niebla difusa, cuando en realidad, indican el precipicio bordeando la curva.
de nada vale lo responsables que hayamos sido al volante durante toda la carretera si vamos rozando velocidades sónicas en trayectos de escasa visibilidad.
nos acercamos y lo intuimos, pero necesitamos sentir el vacío en el estómago para saber que estamos cayendo de la montaña. como las rocas, sin posibilidad de freno ni sustentación auxiliar.
quien sabe.
igual caemos sobre un bosque tupido y el daño es menor. igual caemos sobre el mar y el impacto nos hace trizas. igual despertamos y nos damos cuenta que todo fue una pesadilla. igual ya es tarde para seguir dándole vueltas.


2 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

y TODOS volvemos a caer siempre, nos puede lo de "y si esta vez no?"...

lascartasdenadie dijo...

sube la cuesta más alta
corre la carrera más absurda
gira en el cruce más peligroso
atraviesa el desfiladero más empinado

y aun así reconocerás que merece la pena.
es el riesgo que uno corre al montar siempre el coche más peligroso. eso sí, las vistas son inmejorables;)